La fascitis plantar es un dolor que se presenta en la planta del pie, normalmente con más intesidad en la zona del talón, que aparece en forma de pinchazos. Se produce por un enlongamiento de la fascia, una banda gruesa de tejido que cubre los huesos en el fonde del pie, por lo que esta estructura no puede seguir dando el soporte y protección que debiera a nuestro arco plantar.
¿Por qué ocurre más frecuentemente en verano si vamos calzados todo el año? Durante el resto del año, solemos llevar zapatos cerrados con suelas de goma gruesas que nos aislan y amortiguan del duro suelo. Sin embargo, en verano priorizamos que los zapatos tengan el menor tejido posible para evitar el calor y recurrimos a las chanclas. Este calzado es la antítesis del que usamos durante el resto del año ya que su suela no es nada ergonómica sino plana (en la gran mayoría de los casos), no van fijadas al pie, por lo que sometemos a los dedos y a la fascia a hacer un trabajo extra para controlar a ese «calzado escapista» y las suelas son, en ocasiones, tan finas que podemos sentir las pequeñas piedrecitas que hay en la acera.
A parte de la fascitis, estas chanclas pueden producir otro tipo de lesiones:
Esto no quiere decir que no usemos este tipo de calzado durante el verano, pero sí tenemos que pensar qué uso podemos darle para minimizar las posibilidades de hacernos daño:
Podemos usar sin problemas las chanclas de dedo para hacer recorridos cortos como de la playa al chiringuito, o al hotel (si éste está a pie de playa).
Sin embargo, si vamos a hacer alguna otra actividad como hacer la compra o andar por el paseo marítimo, necesitamos otro tipo de calzado como chanclas/sandalias cerradas las cuales tienen una suela más ancha, más adaptada a la forma del pie y con tiras ajustables para llevar el pie sujeto y así aliviarle de la carga extra de trabajo que les damos con las chanclas de dedo.
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